¿Qué es la Ansiedad Social?
Todos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado ansiedad ante una interacción social: una exposición oral en clase, una cita especial o una entrevista de trabajo. Sin embargo, la Ansiedad Social (también llamada Fobia Social) va mucho más allá de eso. El Trastorno de Ansiedad Social se caracteriza por un alto malestar ante una amplia serie de interacciones sociales, que van desde las más cotidianas a las más complejas.
Los síntomas más habituales de la Ansiedad Social o Fobia Social son:
Las personas que experimentan la ansiedad social sufren constantemente por la posibilidad de ser evaluados negativamente por otros. Tienen miedo de que, fruto de sus interacciones, los demás formen una opinión negativa de ellos, piensen que son torpes, tontos o simplemente no les acepten tal y como son.
Las creencias y pensamientos negativos que las personas con Fobia Social tienen acerca de los juicios ajenos sustentan el miedo y, lejos de ayudarles, les obstaculizan a tener relaciones saludables. A menudo, comienzan a evitar y escapar de situaciones sociales que exceden su zona de confort para esquivar la angustia y malestar que les supone enfrentarse a ellas.
Sin embargo, este “atajo” para no sufrir, aleja a la persona de la superación del problema y de su propia felicidad, ya que le aísla y le priva de vivir experiencias que realmente le gustaría vivir.
¿Cómo surge la Fobia Social?
Como sucede en cualquier otro trastorno fóbico, una de las principales causas que explican el origen del trastorno es la vivencia de experiencias negativas a lo largo del desarrollo de la persona.
Habitualmente, las personas que sufren Ansiedad Social han sido víctimas de bullying o algún tipo de situación social aversiva (burlas, críticas…), en donde el aprendizaje instaurado sobre sí mismo ha sido realmente negativo. Sin embargo, también se observa en ocasiones en personas que han experimentado en tercera persona situaciones de burlas, acoso… es decir, mediante aprendizaje vicario.
El Trastornos de Ansiedad Social comienza a evidenciar sus primeros síntomas en la adolescencia, habitualmente sobre los 13-15 años. Durante este periodo, la opinión que los demás tienen sobre nosotros es de vital importancia y adquiere un lugar protagonista en el desarrollo de nuestro autoconcepto, es decir, en la opinión que tenemos sobre nosotros mismos. No es de extrañar que, si durante esta etapa, los demás emiten juicios negativos sobre nosotros de forma reiterada u observamos cómo otras personas juzgan duramente a otros, acabemos “creyéndonos la historia” y sufriendo por ello.
La Ansiedad Social y la Autoestima
Existe una fina relación entre nuestro autoconcepto y autoestima y la ansiedad ante las interacciones sociales. Cuanta menor es la seguridad y confianza en uno mismo, más fuerte es la creencia de que los demás opinarán de forma negativa sobre uno mismo.
Habitualmente las personas con Ansiedad Social, valoran de forma negativa su propia manera de ser y de actuar, por lo que tienden a creer que si se exponen socialmente proyectarán una imagen negativa.
Algunas creencias típicas relacionadas con el autoconcepto y la autoestima en Ansiedad Social son:
- “Soy raro/a”
- “No hay nada bueno en mí”
- “Soy tonto/a”
- “Siempre hago el ridículo”
- “No tengo nada que aportar”
- “Soy aburrido/a”
- “Soy pesado/a”
- Etc.
Situaciones temidas en personas con Ansiedad Social:
Existe un amplio abanico de situaciones sociales que temen las personas con Fobia Social, algunas de ellas son:
- Conocer gente nueva.
- Iniciar una conversación o incorporarse a ella.
- Ser el centro de atención.
- Pedir un teléfono, escribir o llamar a alguien (de los “no habituales”).
- Comer o beber en público o delante de gente fuera de su círculo de confianza (familia, amigos de siempre…).
- Acudir a un evento público.
- Expresar su opinión o deseo ante los demás.
- Ir a un sitio nuevo (gimnasio, clases…).
- Expresar desacuerdo o decir que no.
- Entablar relaciones íntimas.
- Pedir un favor.
- Hablar en público.
- Hablar con figuras de autoridad.
Curso de la Ansiedad Social
Sin el tratamiento adecuado, la fobia social tiende a cronificarse, generando un gran malestar y sufrimiento a la persona. Además, debido a la alta activación fisiológica que experimentan ante cualquier interacción social, pueden llegar a producirse somatizaciones, que interfieran negativamente en el área personal, familiar, académico y laboral de la persona.
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