“Papá, no apagues la luz, tengo miedo” Fobia a la oscuridad en niños

Los miedos infantiles son parte de un proceso evolutivo y natural que se da el desarrollo infantil. El miedo surge como una respuesta adaptativa al entorno, en el afán de protegernos ante situaciones interpretadas como peligrosas. Es por ello que dependiendo de la edad, los niños desarrollen diferentes miedos evolutivos, es decir, que desaparecerán de manera natural. Cuando el niño es un bebé lo más frecuente es el miedo a los extraños, los ruidos fuertes y la soledad, todos ellos motivos de sobra para que un bebé que aún no conoce el mundo sienta temor y solicite la presencia de sus padres. A medida que los niños crecen estos miedos van desapareciendo pero en su lugar se depositan otros, que en ocasiones suelen ser aún más complejos de solucionar.

Uno de ellos es el miedo a la oscuridad, que comienza en torno a los 4 años y que puede darse incluso en etapas superiores, hasta los 12 años aproximadamente, teniendo su pico más fuerte en torno a los 8 años. Este es uno de los miedos que están más presentes en la vida de los niños. En muchas ocasiones, lejos de ser evolutivo, este miedo permanece en la vida del niño, cogiendo cada vez más fuerza y limitando la vida del niño y la de sus padres.

Es entonces cuando hablamos de Fobia a la oscuridad.

¿Qué son las fobias?

Las fobias son miedos intensos, irracionales y desproporcionados que se dan ante situaciones que no entrañan ningún peligro y que por tanto, no cabría esperarse esa respuesta emocional.

¿Cuáles son los síntomas de la Fobia a la oscuridad?

Algunas de las señales que indican que nuestro hijo tiene una fobia son las siguientes:

  • Se niega a apagar la luz por la noche e incluso en ocasiones, lo hace por el día también.
  • Se niega a estar solo en su habitación por la noche o por el día si no hay luz suficiente.
  • Cuando llega la hora de dormir se enfada o se pone a llorar.
  • Si se despierta por la noche y no es capaz de volver a dormirse.
  • Sufre episodios de hiperventilación, taquicardia, sudoración, palidez… típicos de un episodio de ansiedad y angustia cuando se enfrenta a la oscuridad.
  • Necesita dormir acompañado o utiliza muchos cojines, peluches… para protegerse de su miedo.
  • Va a la cama de sus padres cuando se despierta y no quiere volver a su habitación.
  • Se cubre la cabeza con las sábanas o mantas independientemente del frío.
  • Dice tener miedo a fantasmas, monstruos…
  • No es capaz de levantarse por la noche a ir al aseo solo si están las luces apagadas.

¿A qué se tiene miedo en la Fobia a la oscuridad?

El miedo a la oscuridad puede ser debido a miedos imaginarios o miedos reales. Los miedos imaginarios son todos los relacionados con su propia imaginación ante la oscuridad: miedo a que aparezca un monstruo, un fantasma, seres extraños… Mientras que los miedos reales en cambio son relacionados con el temor a que entren en casa a robar, lo secuestren o pase algo fuera de su control mientras es de noche.

¿Cuáles son las causas de la Fobia a la oscuridad?

Las causas del miedo a  la oscuridad pueden ser diversas pero sobre todo están muy relacionadas con su propio proceso de desarrollo. A partir de los 4 años y llegando a su esplendor a los 8 años, los niños desarrollan una capacidad imaginativa muy potente y son capaces de visualizar diferentes escenarios en su mente, fantasear y dejar volar su imaginación sin aún un componente de racionalidad y seguridad que les permita ver que su miedo es irracional e injustificado. Es por ello, que en este tramo de edad el miedo más acusado es el miedo a la oscuridad.

Además, existen otros factores que pueden influir a la hora de desarrollar la fobia a la oscuridad como:

  • Acontecimientos estresantes: cambio de domicilio, separación de los padres, cambio de colegio…
  • Estilo educativo de los padres y del entorno demasiado sobreprotector.
  • Mensajes recibidos por diferentes vías de información sobre los peligros que se dan en la noche y la oscuridad.
  • Observar a otras personas actuar con miedo ante esa misma situación.
  • Experiencias negativas que se hallan dado en torno a la oscuridad y la noche y que se hallan asociado: pesadillas, ruidos fuertes, un robo…

¿Cómo se mantiene la Fobia a la Oscuridad?

Los niños con miedo a la oscuridad habitualmente comienzan a evitar estar a solas en su habitación o a apagar la luz, se van a la cama de sus padres, encienden la luz para dormir… todo ello para evitar y escapar de una situación que les aterra. Esta misma situación de evitación y de escape que utilizan a modo de solución, perpetúa su miedo, ya que por un lado refuerza el comportamiento de evitación y, por otro lado, nunca son capaces de comprobar que realmente no ocurre nada de lo que temen, por lo que su miedo cada vez es más grande y más desadaptativo.

¿Qué debo hacer si mi hijo tiene Fobia a la oscuridad?

Al igual que cualquier fobia, el miedo a la oscuridad tiende a cronificarse con el paso del tiempo sin el tratamiento adecuado, creando además muchos problemas asociados tanto en el niño en su mundo emocional y en su autoestima, como en la relación familiar, generando mucha tensión y conflictos.

Por todo ello, es recomendable acudir a un psicólogo especialista en Psicología Infantil y Juvenil (pincha aquí para más información) que nos asesore y que, además, pueda trabajar con el niño el afrontamiento progresivo a las situaciones generadoras de miedo, darle herramientas para aprender a calmarse y aprender a racionalizar las situaciones.

 

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