¿Qué es la Dislexia?
La dislexia es un Trastorno del Aprendizaje que se manifiesta inicialmente por dificultades en la adquisición de la lectura y la escritura. Es un trastorno del aprendizaje específico, por lo que se da en niños sin afectación en la capacidad intelectual ni en otras áreas del desarrollo. Los niños con Dislexia, habitualmente, son niños inteligentes que no han tenido ninguna otra dificultad en su desarrollo.
La Dislexia es un trastorno persistente y crónico, sin embargo, con la atención especializada adecuada el niño es capaz de aprender a decodificar el lenguaje y compensar sus dificultades mediante estrategias concretas y eficaces.
¿Cuál es el origen de la Dislexia?
Su origen se deriva de alteraciones a nivel neurobiológico que hacen que su forma de procesar la información escrita sea distinta del resto. Las rutas de lectura y los procesos de percepción, memoria y codificación utilizados en el niño están afectados y requieren de una reeducación psicopedagógica.
¿A qué edad se hace evidente la Dislexia?
Habitualmente, el diagnóstico no se realiza hasta los 8 años de edad, sin embargo, podemos evidenciar signos de alerta desde la educación preescolar. Los niños que son diagnosticados de Dislexia a esta edad, con frecuencia llevan un desfase de dos años respecto a los niños de su mismo curso escolar, lo que repercute negativamente en el aprendizaje y motivación del niño.
Problemas asociados a la Dislexia
Algunos niños pasan desapercibidos y son etiquetados erróneamente desde su contexto, sobreponiendo poco interés por aprender o baja capacidad de esfuerzo. Sin embargo, una detección e intervención precoz ayuda al niño en su aprendizaje y reduce los problemas asociados que pueden presentarse como: falta de motivación académica, fracaso escolar, problemas de comportamiento motivados por el aburrimiento y la frustración, problemas emocionales (ansiedad, somatizaciones…) y déficit de autoestima, debido a su propia percepción de baja valía académica. Además, el problema repercute en todas las áreas de aprendizaje que tengan como medio de aprendizaje y evaluación el lenguaje escrito, puesto que para todas ellas hará falta una consolidada capacidad de lectura y escritura.
Signos de alerta
Como se ha dicho, aunque el diagnóstico suele establecerse oficialmente en torno a los 8 años, desde educación preescolar se empiezan a vislumbrar algunos signos de alarma, como los siguientes:
EDUCACIÓN PREESCOLAR
DE 0 A 3 AÑOS
- Retraso en el desarrollo del lenguaje y del habla.
- Motricidad fina deficiente: dificultad para hacer la pinza digital, coger objetos pequeños, desabrochar botón, subir cremalleras, coger el lápiz…
- Garabateo tardío.
- Dificultad para la coordinación y el equilibrio.
- Torpeza motora: dificultad para saltar, correr, subir y bajar escaleras…
- Dificultad para imitar y seguir el ritmo.
DE 3 A 5 AÑOS
- Retraso en la adquisición de números, abecedario, días de la semana, colores y formas.
- Dificultad de orientación espacial y temporal: confusión al identificar izquierda/derecha y al identificar hoy/ayer/mañana…
- Fuerza del trazo inadecuada: prensión excesiva o deficiente del lápiz sobre el folio.
- Trazos deficientes.
- Dificultad para copiar formas giométricas.
- La coordinación óculo-manual sigue sin mejorar.
- Dificultad para seguir las rutinas.
- Baja motivación por la lectura.
- Intentos de enseñar a leer fallidos.
- Pobre vocabulario para su edad.
- Dificultad para estructurar las frases
- Dificultad para aprender rimas, canciones, poemas…
- Dificultad para pronunciar algunos sonidos.
ETAPA ESCOLAR
DE 5 A 8 AÑOS
- Dificultad para aprender tareas nuevas y seguir patrones.
- Dificultad para el copiado de textos: se equivocan constantemente, omiten palabras, se saltan el renglón…
- Dificultad para asociar el sonido a la letra correspondiente (fonema-grafema).
- Confusión a la hora de escribir entre letras, omisiones de letras o inversiones.
- Dificultad para retener información a corto plazo: se pierden en los dictados, no recuerdan las instrucciones…
- Presentan letras en espejo.
- La grafía es irregular e inapropiada a la edad.
- Dificultad para comprender lo que lee y explicarlo.
- La lectura es poco fluida: confunden letras, omiten palabras…
- Muestran gran lentitud lectora.
¿Qué debemos hacer?
Si se detectan alguna de estas señales desde el hogar o desde el contexto escolar, es conveniente no esperar a que el problema se resuelva de manera natural y ponerse en manos de especialistas para detectar lo más precozmente posible la dificultad, con el objetivo de realizar una intervención adecuada destinada a proporcionar al niño las estrategias necesarias para alcanzar la lectoescritura con éxito y evitar el fracaso escolar.
Con la ayuda adecuada, la Dislexia es un trastorno con un buen pronóstico, que no impedirá al niño conseguir sus objetivos académicos y personales.