¿Qué son las altas capacidades?
Cuando hablamos de Superdotación Intelectual hacemos referencia a una serie de características que implican tres aspectos del niño:
- Un Coeficiente Intelectual, como medida de la inteligencia global del niño, superior a 130.
- Un rendimiento intelectual superior a la media (capacidad de aprendizaje, memoria, rendimiento académico, etc.).
- Una alta motivación hacia el estudio y aprendizaje, es decir, una curiosidad intelectual desbordante. Además, es característica la presencia de Pensamiento Divergente o gran creatividad, lo que les permite ser innovadores a la hora de plantear soluciones a los problemas, adoptar puntos de vista críticos o poseer una gran imaginación.
Los niños con alta capacidad intelectual no siempre son identificados, aunque su prevalencia en la población escolar se estima en torno a un 3- 5%.
Características de los niños con altas capacidades
Los niños con altas capacidades a menudo se aburren en clase, suelen mostrarse preocupados por temas trascendentales impropios para su edad (la muerte, el futuro de la humanidad, cuestiones éticas, etc.), tienen mucha curiosidad por diversos temas o pueden mostrar un talento especial para la música, las matemáticas o alguna disciplina específica.
Les caracteriza un lenguaje rico y un discurso elaborado, y a menudo han aprendido a leer con mucha facilidad, incluso, de forma autónoma.
Todas estas características son realmente positivas para el niño, sin embargo, también presentan algunas dificultades asociadas.
Algunas de las dificultades con las que se enfrentan los niños con altas capacidades están relacionadas con las interacciones sociales con sus iguales (suelen preferir relacionarse con niños mayores), con el rendimiento escolar (a menudo se aburren y desmotivan) y con la llamada Disincronía Evolutiva, la cual se produce porque su madurez intelectual es superior a la de su edad cronológica, pero no su madurez emocional, que se desarrolla con normalidad. Por ello son especialmente sensibles, ya que perciben o se plantean cuestiones “adultas”, que no están preparados emocionalmente para gestionar, llegando a producir en ellos altos niveles de ansiedad, temor o tristeza.
¿Qué debemos hacer si se detectan estas características?
El diagnóstico de las Altas Capacidades debe realizarlo un psicólogo especialista en Psicología Infantil y Juvenil, mediante una rigurosa evaluación que comprenda la administración de pruebas psicométricas, entrevistas con los padres y tutor académico, así como cuestionarios de identificación y detección que deben administrarse también al niño, a los padres y a los profesores. Durante la evaluación se valora la capacidad intelectual, la creatividad, pensamiento divergente y el estilo de aprendizaje.
¿Qué necesitan los niños con altas capacidades?
Los niños con Superdotación Intelectual necesitan una adaptación curricular en el colegio que les permita disfrutar de una enseñanza adaptada a sus necesidades y características con el fin de que consigan desarrollar su potencialidad, así como una adecuada estimulación intelectual desde el hogar.
¿Cómo estimular a un niño con altas capacidades?
Los padres son un elemento fundamental en el desarrollo de las capacidades intelectuales de sus hijos. Por ello, a continuación se exponen unas pautas y consejos generales para estimular el aprendizaje en el ambiente familiar
- Motivar a asumir riesgos intelectuales, pero sin presiones. Los niños con superdotación intelectual conocen sus límites y se animan a sí mismos cuando se les estimula, se les motiva o se les reta. Sin embargo, las presiones dentro del hogar a menudo les encierran en sí mismos.
- Elogiar sus logros y su perseverancia. La ansiedad que supone querer superarse constantemente y conseguir los objetivos propuestos, puede reducirse mediante las alabanzas y el apoyo por parte de sus figuras de referencia.
- Ayudarle a esforzarse.
- Escuchar y prestar atención a sus necesidades e inquietudes. Su curiosidad le hace preguntar continuamente sus dudas y necesita que se las contesten para nutrir su mente.
- Proporcionar, en la medida de lo posible, el acceso a todo tipo de fuentes educativas, tales como libros, revistas, enciclopedias, Internet, etc. Es importante ayudarle a utilizar estas herramientas para ampliar sus conocimientos.
- Hablar con él y atender a sus propios intereses y aspiraciones. Ayudarle a descubrir y seguir su propio camino.
- Motivar su gusto por la lectura. Es importante potenciar este hábito y una vez adquirido, a medida que mejora su lectura e interés, proponerle un amplio abanico de temas a explorar: ciencia, cultura, aventura…
- El hogar proporciona al niño el primer “laboratorio” para el aprendizaje. Es positivo utilizar los medios propios del mismo para que pueda explorar el mundo. Por ejemplo, la ciencia culinaria resulta una herramienta pedagógica muy buena para ello.
- Fomentar juegos creativos, en donde pueda construir e imaginar. Por ejemplo, utilizando la plastilina, arcilla o acuarelas, así también motivareis su interés por el arte.
- Motivar a escuchar música apropiada a su edad y fomentad su coordinación y ritmo mediante la expresión corporal.
- Contar historias reales e imaginarias, esto motivará su curiosidad. Permitidle preguntar e interesarse por las cosas que le rodean.
- Explorar todos los recursos que vuestra comunidad os ofrece. Podéis visitar librerías, bibliotecas, exposiciones científicas, zoológicos, lugares históricos y sitios de interés. De este modo él podrá aprender de todas las áreas del conocimiento, identificando también sus propios intereses particulares.
- Potenciar su originalidad. Es importante ayudarle a conseguir y hacer todo aquello que responda a sus intereses, alabando todo tipo de creaciones como si fuesen “únicas en el mundo entero”. De este modo, propiciaréis que se enorgullezca del trabajo creativo y original.
- Ayudar a desarrollar las habilidades de estudio. Orientadle y guiadle en cómo planificar sus tareas escolares, así como también sus deberes, obligaciones y proyectos en el hogar y en la comunidad.
- Explicar que no aprendemos ni mejoramos si todo el trabajo es perfecto. Los errores forman parte del aprendizaje. Es importante, enseñarle a aceptar críticas constructivas como forma de mejorar su trabajo y aprender de los errores. De este modo también reduciremos el afán de perfeccionismo, que podría ocasionar malestar emocional.
- Usar el humor: compartir los propios errores para normalizarlos.
- Fomentar la realización de actividades sociales, en clubes, organizaciones o parques. No cometáis el error de sobrecargarle de tareas escolares y centradas únicamente en el ámbito intelectual. Las relaciones sociales son un aspecto esencial para el desarrollo personal a lo largo de toda nuestra vida. No olvidéis que por encima de todas las cosas, es un niño, con todo lo que ello implica. Es importante, dejar espacio para vivir su propia niñez y desarrollar las habilidades sociales.
Por último, se debe recordar que la clave para potenciar el aprendizaje es estimularlo, pero evitando presionar. La línea entre una acción y la otra es muy fina, por lo que se debe prestar especial atención a ello, ya que si sobrepasamos la primera, todo nuestro trabajo será en vano.